Integrar la gestión de plagas en el Plan General de Higiene
Todas las empresas alimentarias deben contar con un sistema de autocontrol para garantizar la seguridad de los alimentos que producen, transforman, almacenan o comercializan.
Este sistema incluye un plan general de higiene y el plan de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC). Para asegurar la producción de alimentos seguros, es fundamental que el APPCC esté respaldado por un sólido plan general de higiene, que abarca aspectos como trazabilidad, control de proveedores, limpieza y desinfección, gestión de residuos, mantenimiento preventivo de instalaciones y equipos, control de plagas, formación de empleados y control del agua. El plan de gestión de plagas es especialmente relevante dentro de este marco, pero su efectividad depende de la sinergia con otros elementos del sistema, como la limpieza, gestión de residuos y mantenimiento. Es crucial limitar la disponibilidad de alimentos y agua para las plagas, así como prevenir su acceso a través de un adecuado mantenimiento de instalaciones y equipos. Además, el control de proveedores es esencial para evitar la introducción de plagas a través de maquinaria, equipos o mercancía contaminada.
Manejo integrado de plagas: inspección y monitoreo
La gestión de plagas en entornos alimentarios se basa en los principios del Manejo Integrado de Plagas (MIP), donde la inspección y el monitoreo son actividades esenciales. Según la norma 16636:2015, la inspección, llevada a cabo por personal competente, permite identificar instalaciones de riesgo y determinar la presencia o riesgo de infestación. Este proceso incluye la detección, identificación y estimación del grado de ataque, así como el reconocimiento de las instalaciones y el entorno. Además, la inspección proporciona información para elaborar un diagnóstico completo, incluyendo medidas preventivas y la revisión de acciones de control.
El monitoreo de plagas es una estrategia fundamental que ayuda a identificar especies, refugios, puntos de alimentación, dinámicas poblacionales y posibles puntos de acceso. Para ello, se utilizan diferentes sistemas según el tipo de plaga, como detectores para insectos rastreros, insecto captores con luz ultravioleta para insectos voladores y trampas de feromonas para insectos de productos almacenados, con diseños específicos para diferentes especies. Estas herramientas permiten tomar decisiones informadas sobre la necesidad de tratamientos y ayudan a identificar posibles fallos en las medidas de control. En resumen, la combinación de inspección y monitoreo es clave para una gestión efectiva de plagas en la industria alimentaria.